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Misión
Misión del IFEB Nuestra misión es, generar, agrupar, preservar y proporcionar información precisa y clara sobre Bitcoin y su naturaleza, alentando una adopción y uso responsable, a través del pensamiento crítico. Creemos que comprender el poder de Bitcoin es esencial para que individuos, instituciones, corporaciones y Estados se preparen para la transición que se avecina.
Bitcoin como Protocolo de Paz: Arquitectura de consenso para soberanía digital y justicia descentralizada.
Bitcoin y Economía. Política Monetaria y Soberanía Resumen El presente ensayo propone una lectura del protocolo Bitcoin como arquitectura pacificadora dentro del nuevo paradigma tecnológico de la descentralización. Partiendo de la “Paradoja Moral de Bitcoin formulada por Jason Lowery (2023) [1]”, se plantea que Bitcoin transforma el modo en que la humanidad gestiona el conflicto por la riqueza y el poder. Frente a los modelos estatales tradicionales, que protegen la soberanía monetaria mediante estructuras coercitivas (ejércitos, control monetario centralizado), Bitcoin introduce un sistema programado de incentivos algorítmicos basado en prueba de trabajo (PoW), teoría de juegos y transparencia computacional. A través de un análisis multidisciplinar —filosófico, jurídico, conflictológico y tecnológico—, se sostiene que Bitcoin puede entenderse como un protocolo de paz en el sentido kantiano y galtungniano, al sustituir estructuras de dominación por sistemas consensuales de gobernanza digital. El trabajo contextualiza este nuevo orden lex criptográfica dentro del marco de los sistemas ODR [2] (Online Dispute Resolutions) y explora su convergencia con la mediación sistémica y el equilibrio de Nash. Asimismo, se discute el impacto geopolítico de Bitcoin como catalizador de nuevas formas de soberanía monetaria, su incidencia en la estructura financiera internacional y sus potenciales limitaciones. Finalmente, se concluye que el protocolo Bitcoin, más allá de ser una herramienta monetaria, representa un cambio civilizatorio con implicaciones profundas en la paz, la justicia y el diseño institucional del siglo XXI. Palabras clave Introducción A la luz de estas teorías, Bitcoin puede concebirse como un protocolo pacificador. Por un lado, refleja la visión kantiana de una paz perpetua a través de estructuras programáticas que limitan la arbitrariedad y promueven la autonomía individual en la esfera monetaria. Por otro, encarna la paz positiva de Galtung al eliminar una fuente de violencia estructural —el monopolio coercitivo sobre el dinero— devolviendo a los individuos control soberano sobre su patrimonio digital. De igual modo, Bitcoin resuena con la filosofía de la no violencia de Gandhi [7] y otros pacifistas, ya que busca transformar la lucha por los recursos (dinero) en cooperación voluntaria protegida por código. En última instancia, la emergencia de Bitcoin apunta a un nuevo paradigma normativo que algunos autores denominan Lex Criptográfica, un sistema de reglas descentralizado donde “el código es ley” (Lessig, 2006) [8]. Este marco regula las interacciones económicas en el ciberespacio no mediante el uso de la fuerza o la autoridad central, sino a través de algoritmos y consensos verificables por todos. En las siguientes secciones se examinará cómo Bitcoin implementa principios de resolución de conflictos similares a los de los sistemas ODR [9] (Online Dispute Resolutions), creando una arquitectura de justicia digital sin intermediarios. Se analizará su capacidad para desafiar pacíficamente los monopolios tradicionales de poder (la violencia estatal, la emisión monetaria y la centralización institucional) y las implicaciones de este desafío para la paz sistémica global. Finalmente, se discutirán las limitaciones y desafíos que enfrenta Bitcoin en su aspiración pacificadora, antes de presentar las conclusiones del estudio. Metodología Resultados Bitcoin como sistema de resolución descentralizada de conflictos (ODR algorítmico) Los sistemas ODR (Online Dispute Resolutions) son mecanismos sociotécnicos diseñados para resolver disputas en línea sin recurrir a tribunales tradicionales. Su valor radica en lograr consenso sin autoridad central, apelando a la eficiencia, la transparencia y la inmutabilidad (Katsh & Rifkin, 2001). El protocolo Bitcoin, aunque concebido originalmente como sistema monetario, cumple funcionalmente con muchas premisas de un ODR: establece reglas consensuadas, ejecutadas por código, verificadas por pares globalmente y resistentes a la manipulación. En lugar de jueces o mediadores humanos, es la red distribuida de nodos la que valida y reconcilia las transacciones, actuando como un “árbitro” algorítmico. Bitcoin puede analizarse, así como una arquitectura de gobernanza algorítmica para la resolución de disputas monetarias. Su estructura técnica—basada en la cadena de bloques, la criptografía de clave pública y la minería competitiva PoW [10] — garantiza que los actores involucrados (usuarios, nodos, mineros, desarrolladores) interactúen en un entorno donde el conflicto potencial es absorbido y transformado por el propio diseño del sistema, (reglas y decisiones codificas y ejecutas en el software). Cada bloque minado representa una validación colectiva de transacciones previas, selladas criptográficamente y aceptadas por consenso de la mayoría (Roubini N. 2019). Este modelo previene disputas ex ante: las posibilidades de desacuerdo o fraude (por ejemplo, el doble gasto de una moneda) se reducen drásticamente, pues el protocolo no permite registrar transacciones incompatibles con su historial inmutable. En términos prácticos, Bitcoin disminuye la litigiosidad inherente a los sistemas financieros tradicionales, donde a menudo surgen conflictos por arbitrariedad humana, opacidad contractual o cambios unilaterales de condiciones. Un aspecto central en este ODR descentralizado es la eliminación de la necesidad de confianza en intermediarios. Siguiendo el lema Cypherpunk “Don’t trust, verify”, Bitcoin sustituye la confianza interpersonal o institucional por verificación matemática. Todos los participantes pueden comprobar por sí mismos las reglas y el estado de la contabilidad común, sin depender de promesas de terceros. Esto confiere al sistema un carácter neutral y objetivo muy distinto al de los mecanismos tradicionales de resolución de conflictos, donde las partes deben confiar en la imparcialidad de un mediador (corruptible) o en la ejecución de un fallo jurisdiccional, que aún favorable siempre llega tarde. Desde la perspectiva de la Lex Criptográfica, Bitcoin inaugura un nuevo corpus normativo digital en el que la regulación del comportamiento (en este caso, las transferencias de valor) se logra mediante la arquitectura misma del sistema. Como anticipó Lawrence Lessig, “el código es ley” en el ciberespacio (Lessig, 2006), y el código de Bitcoin establece condiciones estructurales que hacen impracticables la corrupción, la coacción o el engaño en las transacciones económicas ordinarias. En este sentido, las normas contenidas en el protocolo Bitcoin operan como una Lex Mercatoria contemporánea del mundo digital: reglas autónomas que permiten intercambios pacíficos de valor a escala global. Es útil contrastar a Bitcoin con ODR clásicos para apreciar sus ventajas únicas. Tabla 1 resume comparativamente las diferencias fundamentales: Tabla 1. Comparativa entre ODR tradicional y el consenso de Bitcoin. Fuente propia 2025. Como muestra la tabla, una diferencia clave es que mientras los ODR tradicionales buscan resolver conflictos tras su aparición, Bitcoin busca evitar que surjan muchos conflictos financieros, estructurando de antemano un sistema de reglas claras y acuerdos automatizados. Además, la resistencia a la censura y la ausencia de jerarquías en Bitcoin le otorgan una resiliencia institucional sin precedentes: no existe un punto único de falla ni riesgo de captura por parte de una autoridad. En suma, el protocolo es su propio árbitro y tribunal, lo que constituye la esencia de su potencial transformador en materia de justicia y paz digital, (justicia autocompositiva descentralizada). Mecanismos de consenso, teoría de juegos y no violencia programada El consenso distribuido en Bitcoin se mantiene gracias a una estructura de incentivos cuidadosamente diseñada, creando un equilibrio cooperativo entre participantes originalmente egoístas. Este diseño puede entenderse en términos de teoría de juegos: la red Bitcoin configura un equilibrio de Nash en el cual la estrategia dominante para todos los actores es cumplir las reglas honestamente. Los mineros compiten por obtener recompensas de bloque, pero dicha competencia ocurre dentro de parámetros predeterminados por el protocolo. Cualquier intento de desviarse de las reglas (por ejemplo, incluyendo transacciones no válidas o tratando de duplicar un pago) conllevaría casi con total certeza una pérdida económica para el infractor: desperdicio de energía y tiempo de cómputo sin recompensa y riesgo de que sus bloques sean rechazados por la mayoría. En consecuencia, la opción racional óptima es cooperar con el protocolo. La racionalidad individual (buscar maximizar el beneficio propio) queda alineada con el bien colectivo (seguridad y veracidad de la cadena) mediante incentivos económicos y criptográficos, logrando que el consenso se sostenga sin necesidad de coerción externa. Este mecanismo refleja una forma de no violencia programada: Bitcoin desalienta activamente el comportamiento deshonesto o agresivo (como ataques a la red) haciendo que dichos actos no sean rentables. La prueba de trabajo (PoW) implementa una forma de resistencia pacífica contra ataques al sistema monetario: en lugar de desplegar fuerza militar o violencia para proteger la integridad del dinero, Bitcoin “responde” a los posibles atacantes con un muro computacional costoso de superar, pero enteramente defensivo. Lowery (2023) destaca esta paradoja moral: mientras los Estados modernos gastan un 2-3% de su PIB en ejércitos y aparato coercitivo para resguardar su riqueza nacional, Bitcoin asegura un sistema monetario global con aproximadamente 0,1% del consumo energético mundial, sin incurrir en costo humano directo. En palabras del propio Lowery, “hemos reemplazado el coste humano por el recibo de la luz”. Así, la energía eléctrica y el cómputo reemplazan, en buena medida, a la pólvora y los soldados como garantes de la seguridad patrimonial. Aunque el consumo energético de Bitcoin es significativo, su naturaleza es fundamentalmente defensiva y pacífica, alineándose con el principio de “no violencia” de Gandhi. La aparente contradicción de gastar tanta energía para la paz se resuelve al comprender que este gasto computacional constituye un mecanismo ético de sustitución de la violencia por cálculo: es un precio pagado en electricidad para evitar un precio mucho mayor pagado en sangre y conflicto armado (Lowery, 2023). Cabe mencionar que, según algunos análisis comparativos, el consumo energético anual de Bitcoin (estimado cerca de 114 TWh) es inferior a la mitad del consumo combinado de la industria bancaria global y la del oro. En efecto, un informe de Galaxy Digital (2021) [11] calculó que los sistemas bancarios tradicionales consumen del orden de 240 TWh al año en infraestructura, centros de datos, sucursales y ATMs, mientras que la minería de oro consume alrededor de 240 TWh también, ambos valores muy superiores al de la red Bitcoin. Si bien estas comparaciones tienen limitaciones, sirven para contextualizar el debate: la paz estructural que Bitcoin promete tal vez justifica su gasto energético si con ello reduce la necesidad de gastos bélicos o la dependencia en sistemas financieros opacos. En cualquier caso, la transición de la minería Bitcoin hacia fuentes de energía renovable y eficientes será clave para sostener en el tiempo la legitimidad moral de este protocolo como herramienta de paz sostenible, algo que ya está ocurriendo. Bitcoin y la paz estructural: Desafiando monopolios de poder Si entendemos la paz positiva como aquella que elimina la violencia estructural (Galtung, 1996), entonces Bitcoin exhibe un poderoso potencial de paz estructural al desafiar pacíficamente tres monopolios tradicionales cuya concentración de poder ha sido fuente histórica de conflictos y desigualdades. Estos son: (1) el monopolio de la violencia física legítima por parte del Estado, (2) el monopolio de la emisión monetaria y política monetaria, y (3) la centralización de las instituciones y la autoridad en la toma de decisiones colectivas. A continuación, se analiza cada uno de estos ejes: 1. Desafío al monopolio estatal de la violencia El sociólogo Max Weber definió el Estado moderno por su monopolio legítimo de la violencia física. En el ámbito monetario, este monopolio se manifiesta en que la protección de la riqueza nacional y la imposición de un orden económico se garantizan, en última instancia, mediante fuerza coercitiva (leyes, policías, ejércitos). Bitcoin representa la primera alternativa viable a ese paradigma tradicional de seguridad basada en la fuerza. Su red consigue un entorno seguro para las transacciones sin recurrir a la coerción física en absoluto. Cada transacción en Bitcoin se verifica y asegura mediante criptografía y consenso voluntario, no mediante policías o amenazas de fuerza. Esto significa que 100% de las transacciones en la red Bitcoin son pacíficas por diseño: no requieren que ninguna autoridad confíe en la violencia para su cumplimiento. En Bitcoin, la seguridad programática sustituye a la seguridad armada (Lowery J. 2023). La integridad del sistema no depende de agentes armados que impongan sanciones, sino de garantías criptográficas y reglas autoejecutables. Si bien la red debe defenderse de posibles ataques (doble gasto, ataques del 51%, etc.), su enfoque es no violento: la prueba de trabajo hace que cualquier ataque requiera tal cantidad de esfuerzo computacional y gasto energético que actúa como barrera disuasoria, un equivalente digital de las murallas defensivas, pero sin contraatacar activamente. Esta forma de defensa pasiva encaja con la noción de “arma de disuasión pacífica”: Bitcoin resiste agresiones no mediante violencia contra el agresor, sino volviéndose tecnológicamente inexpugnable. Además, Bitcoin elimina la intermediación forzosa [12] en las transacciones económicas. En el sistema tradicional, para transferir valor se depende de bancos centrales, bancos comerciales y otros intermediarios respaldados en última instancia por la potestad coercitiva del Estado. La red Bitcoin permite transacciones peer-to-peer sin intermediarios, de modo que ningún actor puede forzarse en medio de una transacción ni extraer coactivamente valor (por ejemplo, mediante confiscaciones o bloqueos de cuentas arbitrarios). En suma, Bitcoin supone una suerte de secesión monetaria pacífica: individuos y comunidades pueden ejercer soberanía monetaria (Radziwill A.M. 2015) al margen del monopolio estatal, sin necesidad de insurrección violenta, simplemente adoptando un protocolo alternativo. 2. Ruptura del monopolio de emisión monetaria El control estatal (o de bancos centrales autónomos) sobre la emisión de dinero ha sido fuente de enorme poder político y, a la vez, de conflictos socioeconómicos. La capacidad de emitir moneda fiduciaria y gestionar la política monetaria permite a Estados y élites financieras influir en la distribución de riqueza, a veces de forma arbitraria o en beneficio propio, generando desigualdad sistémica e inflación que erosiona la paz social y crea pobreza estructural. Bitcoin rompe radicalmente con este monopolio al introducir una emisión monetaria descentralizada, programática y predecible. Sus reglas de creación de nuevos bitcoins (emisión limitadamente decreciente, corte a la mitad cada cuatro años, tope final de 21 millones) están predefinidas en el código y no pueden ser alteradas por ningún actor particular, por poderoso que sea. Esta emisión programática elimina la arbitrariedad en la creación de dinero: no hay posibilidad de “imprimir” más monedas según conveniencias políticas de corto plazo. La transparencia total de la política monetaria de Bitcoin (cualquiera puede verificar en tiempo real cuántos bitcoins existen y la tasa exacta de emisión) contrasta con la opacidad o complejidad de los mecanismos de los bancos centrales. Al no depender de la confianza en autoridades monetarias, se reduce un potencial foco de conflicto: la sospecha permanente sobre manipulación, corrupción o incompetencia en la gestión del dinero. En términos de paz positiva, esta democratización monetaria devuelve equidad al sistema: todos los participantes acceden en igualdad de condiciones a las reglas monetarias, sin privilegios de emisión para unos pocos. Se promueve así una cierta justicia económica (equidad programática), donde la estabilidad del valor no depende de la buena fe de terceros, sino de un contrato social codificado y autoejecutable. Al impedir la inflación descontrolada y la devaluación arbitraria (fenómenos que históricamente han detonado malestar social y violencia), Bitcoin ataca las raíces de un tipo de violencia estructural financiera, fomentando la confianza en el sistema económico de un modo novedoso. 3. Descentralización institucional y autonomía comunitaria El tercer gran monopolio que Bitcoin desafía es el de la institucionalidad centralizada. En las estructuras políticas y económicas actuales, la toma de decisiones y la administración de justicia suelen estar concentradas en instituciones jerárquicas (gobiernos, organismos internacionales, grandes corporaciones financieras). Esta centralización crea puntos únicos de fallo y abre la puerta a abusos de poder, corrupción o captura institucional por intereses particulares, lo que erosiona la paz y la justicia ciudadanas. Bitcoin [13] cuestiona la necesidad de dicha centralización institucional al demostrar que es posible coordinar a millones de personas en torno a reglas comunes sin una autoridad central de mando. Su gobernanza distribuida –basada en el consenso comunitario de desarrolladores, mineros, nodos y usuarios– es un experimento inédito de toma de decisiones colectiva transparente y abierta. En Bitcoin no existe un consejo directivo, un CEO ni una “cabeza” que pueda ser coaccionada o corrompida para cambiar las reglas en favor de alguien. Cualquier cambio significativo en el protocolo requiere una adhesión masiva de la comunidad, lo que en la práctica garantiza una gran estabilidad de las normas fundamentales (y a la vez dificulta cambios no consensuados ampliamente). Este modelo de consenso social-tecnológico produce una resistencia a la captura institucional: es extremadamente difícil que un grupo minoritario imponga modificaciones nocivas al protocolo sin perder legitimidad y usuarios. En términos de paz, la eliminación de puntos únicos de fallo (por ejemplo, ya no hay un banco central cuya mala praxis afecte a todos, ni un organismo único que pueda “caer” y derrumbar el sistema) fortalece la resiliencia y minimiza las posibilidades de colapso repentino o crisis inducidas por decisiones centralizadas erróneas. La auditoría pública constante es otro aspecto: al ser la blockchain completamente pública y verificable, existe una transparencia radical que previene la corrupción y la manipulación escondida. Ninguna transacción ni emisión monetaria pasa desapercibida, a diferencia de sistemas estatales donde a menudo hay poca rendición de cuentas. Por último, la autonomía comunitaria se ve potenciada: grupos y ciudadanos pueden apoyarse en Bitcoin para construir economías locales o redes de intercambio sin esperar permiso de autoridades, lo cual empodera a la sociedad civil y reduce la dependencia de aparatos estatales potencialmente coercitivos o fallidos (Lunaticoin & Contreras, 2024) [14]. En un escenario hipotético, incluso se podría reimaginar la función tributaria y de provisión de bienes públicos sin recurrir a la coacción fiscal tradicional, mediante modelos voluntarios y automatizados basados en criptoactivos, eliminando así una fuente de fricción coercitiva entre ciudadanos y Estado. En conjunto, estos tres desafíos constituyen una “ruptura pacífica” de monopolios que parecían incuestionables. Bitcoin actúa como tecnología de transformación social al ofrecer alternativas no violentas a estructuras de poder que históricamente han originado conflictividad: sustituye ejércitos por algoritmos, bancos centrales por código transparente, y jerarquías por redes distribuidas. Las implicaciones para la paz global de esta triple ruptura son profundas, como se resume en la Tabla 2 a continuación: Tabla 2. Monopolios tradicionales vs. enfoque de Bitcoin e implicaciones para la paz. Fuente propia 2025. Al romper simultáneamente estos tres monopolios del poder tradicional, Bitcoin abre la puerta a una pacificación estructural de las relaciones económicas. Se reducen los conflictos derivados del control monopólico del dinero (guerras de divisas, sanciones económicas unilaterales, expolios inflacionarios), se elimina o suaviza cierta violencia institucional sistémica (imposición mediante fuerza) y se previenen abusos de poder centralizados (fiscalidad confiscatoria). En la medida en que adoptemos un sistema donde la confianza se base en leyes matemáticas y consensos voluntarios —y no en la coacción—, nos aproximamos a la visión kantiana de estructuras que hagan posible una paz perpetua. Mediación sistémica, consenso y prevención de conflictos Los principios de mediación sistémica en la conflictología sostienen que la paz sostenible se construye creando subsistemas sociales que restablezcan equilibrios y canales de comunicación en los conflictos (Lederach, 1998). Bitcoin puede interpretarse como uno de estos subsistemas pacificadores: un espacio de interacción donde millones de participantes coordinan expectativas económicas sin necesidad de una autoridad coercitiva, logrando equilibrios dinámicos. Antonio Tula (2015) [15] señala que la paz se logra cuando los sistemas alcanzan un equilibrio homeostático mediante consenso, algo análogo a lo que ocurre en la red Bitcoin gracias al mencionado equilibrio de Nash. Cada nuevo bloque minado y aceptado por la mayoría representa un micro-acuerdo global: todas las partes (mineros, nodos, usuarios) lo incorporan como verdad compartida, manteniendo el sistema en armonía pese a los intereses individuales divergentes. Bitcoin incorpora así un modelo de justicia autocompositiva (Prieto T. & De la Torre, 2023) [16]. en términos legales: las “disputas” sobre la validez de transacciones se resuelven internamente por las propias partes siguiendo reglas preestablecidas, sin intervención externa. Esto se asemeja a la noción de justicia donde las partes en conflicto llegan por sí mismas a la solución (como en mediación), solo que en Bitcoin dicha autocomposición ocurre de forma automática a través de contratos inteligentes. Cada participante acepta las mismas normas y cualquier intento de desviarse es neutralizado por la red, llevando a que el único camino viable sea la cooperación. Este fenómeno previene activamente la escalada de conflictos: al no haber discrecionalidad ni discriminación (las reglas son iguales para todos, sin importar quién seas), se eliminan causas comunes de disputa como trato injusto o falta de acceso. Desde la perspectiva de la prevención de conflictos, Bitcoin cumple varios criterios de lo que sería un sistema pacífico por diseño: garantiza reglas equitativas (normas claras y aplicables universalmente), acceso universal (cualquiera con conexión puede participar, no hay barreras excluyentes más que las tecnológicas básicas), ausencia de discriminación (la red no distingue por identidad, origen o estatus), y promueve una especie de justicia autocompositiva en la que todas las partes (nodos) contribuyen y acuerdan el estado final de las transacciones Estos atributos reflejan las condiciones que, según la filosofía de paz, reducen la probabilidad de conflictos violentos en sociedades: igualdad ante las normas, inclusión de todos los actores interesados y mecanismos de diálogo/consenso institucionalizados. Para valorar el impacto concreto de Bitcoin en la paz económica, podemos considerar algunos indicadores empíricos emergentes: Estos indicadores sugieren que Bitcoin tiene un impacto tangible en reducir ciertas formas de violencia económica: abarata la transferencia de valor (quitando presión a una potencial fuente de conflicto como las remesas costosas), protege patrimonios en entornos volátiles (evitando conflictos asociados a crisis financieras) y trae al sistema a quienes estaban fuera (minimizando la frustración social por exclusión). En última instancia, Bitcoin está facilitando lo que el activista de derechos humanos Alex Gladstein [17] ha llamado “una vía de escape” para individuos bajo regímenes opresivos o sistemas financieros injustos. Al ofrecer una economía paralela global sin censura, donde los ahorros no pueden ser devaluados ni confiscados arbitrariamente, el uso de este protocolo previene la violencia gubernamental ejercida a través del control financiero (Gladstein, 2018). Desde la adopción legal de Bitcoin en El Salvador hasta proyectos rurales en África que permiten acceso a Bitcoin vía SMS (Machankura), se acumulan ejemplos de su efecto pacificador: reduce la dependencia de poblaciones vulnerables de estructuras económicas que a menudo las oprimían, devolviéndoles autonomía. Limitaciones y desafíos para la paz con Bitcoin A pesar de su evidente potencial como arquitectura de pacificación social, Bitcoin enfrenta importantes desafíos y limitaciones que matizan su alcance. Es crucial reconocerlos para no caer en una visión tecnoutópica ingenua y para orientar futuras mejoras. Entre los retos principales destacan: En resumen, ninguno de estos desafíos invalida el potencial de Bitcoin como protocolo de paz, pero sí señalan áreas que requieren atención y desarrollo continuo. La exclusión digital debe mitigarse con educación e infraestructuras asequibles; el debate energético debe encararse con datos y mejoras técnicas (p.ej., migración a energías renovables, segunda capa de mayor eficiencia); la gobernanza debe mantenerse transparente y multiparte; y la comunidad, autoconsciente y abierta a la autocrítica, alejada de dogmas ideológicos. Proyecto Deius como Modelo Prospectivo de Resolución de Conflictos en Bitcoin Aunque todavía no existen casos plenamente implementados de justicia descentralizada sobre Bitcoin, resulta relevante destacar iniciativas pioneras como el proyecto Deius, que lidera Julio de la Torre y Francisco T. Prieto. El proyecto Deius propone la creación de una plataforma de resolución de conflictos civiles y mercantiles sobre tecnología Bitcoin, fundamentada en contratos inteligentes y modelos de gobernanza automatizada en capas superiores del protocolo (sidechain). Actualmente, Deius se encuentra en fase de captación de inversores, con su modelo arquitectónico y fundamentos teóricos recogidos en su white paper adjunto en el libro Bitcoin en la Justicia (Prieto FT &. De la Torre J. 2023). Aunque aún no ha sido desplegado como piloto, Deius representa un ejemplo avanzado de cómo aplicar los principios de transparencia, incentivos algorítmicos y ausencia de intermediarios que caracterizan a Bitcoin—con potencial para transformar la administración de justicia y fomentar prácticas más justas, abiertas y resistentes a la corrupción. Su mención como caso prospectivo ilustra las posibilidades de desintermediación judicial y empoderamiento ciudadano que abre la tecnología descentralizada, anticipando un futuro en el que las disputas puedan resolverse a través de protocolos de consenso de forma autocompositiva. Conclusiones Bitcoin representa una implementación práctica de ideales de paz y justicia propuestos por diversos pensadores, trasladados al ámbito tecnológico aún sin ser conscientes. A lo largo de este ensayo hemos argumentado que Bitcoin, lejos de ser únicamente una herramienta financiera o una innovación tecnológica, constituye en esencia un protocolo de paz estructural. Su diseño técnico —descentralizado, resistente a la censura, transparente y basado en consenso— permite resolver de forma algorítmica uno de los grandes focos de conflicto en la historia humana: el acceso, el control y la distribución de la riqueza. Puede decirse que Bitcoin integra en su arquitectura principios de distintas visiones clásicas de la paz: realiza la aspiración kantiana de una paz perpetua al crear una suerte de “república monetaria” global regida por leyes universales (el código) en lugar de la fuerza; contribuye a la paz positiva galtungniana al eliminar formas de violencia estructural (censura financiera, inflación arbitraria, exclusión bancaria); encarna la no violencia gandhiana al reemplazar la coerción por resistencia pasiva (Proof of Work como escudo en vez de espada); y ejemplifica la justicia autocompositiva de los modelos ODR al propiciar que las “disputas” económicas se resuelvan por consenso interno de las partes sin necesidad de árbitros externos. En este sentido, el protocolo demuestra que la paz económica no requiere coerción, sino estructuras que hagan de la cooperación pacífica la opción más beneficiosa para todos. Bitcoin ofrece un entorno donde la cooperación voluntaria se alinea con el interés propio, y donde la confianza emana de la verificación colectiva y la transparencia radical, en lugar de la imposición. Es, en palabras del ex-CEO de Twitter Jack Dorsey [18], una herramienta que podría “ayudar a crear la paz mundial”, al corregir un nivel fundamental —el sistema monetario— de tal modo que muchas disputas y desigualdades se atenúen desde la base (Dorsey, 2021). Por supuesto, queda camino por recorrer para que el potencial de Bitcoin se despliegue plenamente como instrumento de paz positiva. La comunidad internacional deberá enfrentar las mencionadas limitaciones: cerrar la brecha digital para que la revolución descentralizada sea inclusiva; asegurar que el crecimiento de Bitcoin se realice de forma ecológicamente sostenible; continuar descentralizando y fortaleciendo la gobernanza del protocolo frente a cualquier concentración; y fomentar un discurso abierto y constructivo que evite convertir a Bitcoin en un dogma. No basta con que la tecnología sea potente si no es accesible, justa y adaptable. Para terminar, el surgimiento de Bitcoin nos invita a reimaginar conceptos fundamentales de soberanía, derecho y valor desde una óptica pacifista. Nos encontramos ante la posibilidad de institucionalizar nuevos valores —autonomía individual, cooperación sin coacción, transparencia absoluta— en el tejido mismo de nuestra economía digital. Bitcoin, con todas sus virtudes, ha puesto sobre la mesa la idea de que una Constitución de Paz puede estar escrita en lenguaje de programación, ejecutada por miles de nodos alrededor del mundo, garantizada no por soldados sino por matemáticas. Es un paradigma emergente de organización social donde la justicia ya no proviene de jueces, ni la confianza de autoridades, sino de un consenso descentralizado verificable por todos. En conclusión, Bitcoin puede considerarse efectivamente un “Protocolo de Paz” en la medida en que fomenta la autonomía, la justicia y la cooperación global sin necesidad de recurrir a la violencia ni a la coerción. Si la modernidad erigió la paz sobre equilibrios de poder armado y contratos políticos frágiles, la era de la criptoeconomía vislumbra la posibilidad de cimentar la paz en equilibrios de incentivos y contratos algorítmicos sólidos. “Arreglas ese nivel fundamental y todo lo que está por encima mejora de manera dramática... Mi esperanza es definitivamente la paz”, afirmaba Dorsey en 2021 al referirse a Bitcoin. Quizá estemos ante un cambio de era: de la pax armada a la pax algorithmica, un nuevo orden pacífico sustentado por la tecnología descentralizada y la voluntad libre de sus participantes. Las próximas décadas dirán hasta dónde es capaz de llegar esta visión. Sobre el autor Tomás Prieto Moraleda (Granada, 1965) es jurista, conflictólogo y escritor especializado en criptoeconomía y sistemas de justicia descentralizados (ODRs). A lo largo de su trayectoria ha desarrollado una línea de pensamiento propia en torno a la Justicia Descentralizada, combinando saberes jurídicos clásicos con el potencial disruptivo del protocolo Bitcoin. Es coautor del libro Bitcoin en la Justicia. DEIUS: un caso práctico de justicia descentralizada (2023), donde presenta junto a Julio de la Torre el proyecto DEIUS, una propuesta pionera para la resolución de conflictos en el ciberespacio basada en blockchain, inteligencia artificial y Economía Phi. Defensor de un nuevo paradigma de gobernanza digital, Prieto explora en sus trabajos las relaciones de consenso, soberanía individual y tecnología, bajo una visión pacifista y humanista. En sus artículos y ensayos —publicados en su Newsletter, blogs y en obras como 12 Teorías que aplican en Bitcoin (2024)— desarrolla la idea de Bitcoin como un protocolo de paz y herramienta de transformación social. Su enfoque integra filosofía política, ética, conflictología, teoría de juegos y mediación sistémica. Es cofundador del Proyecto jurídico-tecnológico DEIUS (Decentralized Iustitia) y participa activamente en foros de innovación y divulgación. Su obra combina pensamiento crítico, compromiso social y una decidida apuesta por un futuro descentralizado, libre y pacífico para todos, basado en el consenso humano. Bibliografía [Nota] El siguiente Ensayo es una adaptación para el concurso, del documento “Paper de Paz” publicado por el mismo autor de forma anónima y compartido en redes sociales en formato PDF: https://1drv.ms/b/s!Aor86_7PhuRDpr4wjtlXmGP96ojk2Q [1] Lowery, J. (2023). Softwar: A novel theory on power projection and the national strategic significance of Bitcoin. Tesis doctoral, Massachusetts Institute of Technology (MIT). [2] Katsh, E., & Rifkin, J. (2001). Online dispute resolution: Resolving conflicts in cyberspace. Jossey-Bass. [3] Antonopoulos, A. M. (2015). Mastering Bitcoin: Unlocking Digital Cryptocurrencies (2ª ed.). O’Reilly Media. Antonopoulos, AM (2015). Dominando Bitcoin: [Desbloqueando las criptomonedas digitales]. [4] Kant, I. (1795). Zum ewigen Frieden [Sobre la paz perpetua]. 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¿Está Bitcoin bajo una amenaza cuántica?
En este artículo, intentaremos saber si se trata de una preocupación real e inminente o de algo imposible de suceder. Y lo más importante, si fuera real, ¿cómo nos afectaría, dónde nos afectaría y se podría hacer algo al respecto?
Piensa 2025
Nunca podrás poseer kilos, grados, kilómetros o bitcoin: Una reflexión sobre la verdadera naturaleza de los UTXOs en Bitcoin
Por: Adrián Bernabéu Autor de Bitcoinismo: la era de la riqueza inconfiscable (Deusto, 2024) Resumen El presente artículo aborda una interpretación errónea común sobre la naturaleza de Bitcoin: la confusión de que se trata de una moneda que se puede "poseer", en lugar de una unidad de cuenta. A partir de la comparación con unidades de medida como los kilos, litros, kilómetros o grados, se argumenta que bitcoin, en su esencia, no es el activo a poseer realmente, sino la unidad abstracta de cuantificación. En su lugar, lo que realmente se posee son UTXOs (Unspent Transaction Outputs) en la cadena de bloques de Bitcoin, aquello que efectivamente es transaccionable y representa un valor específico, rastreable y controlable a través de claves privadas. Esta nueva perspectiva permite entender con mayor precisión el funcionamiento interno del protocolo y el potencial de Bitcoin como sistema de propiedad soberana. Introducción En el lenguaje común, es frecuente escuchar expresiones como “tengo 1 bitcoin”, del mismo modo que uno podría decir “tengo un kilo” o “hace 30 grados”. Sin embargo, estas afirmaciones, si bien prácticas, no son técnicamente precisas. En física, no se posee "un kilo", sino que se mide el peso de un objeto concreto que tiene una determinada magnitud. De igual manera, no se puede tener un "kilómetro", sino que un determinado terreno concreto se puede medir en dicha unidad de cuenta para conocer más detalles de este. Cada bitcoin o sus fracciones en satoshis comparten esta lógica. La red no almacena bitcoin o satoshis como objetos físicos o digitales que se puedan poseer, sino registros de valor expresados en una unidad llamada bitcoin. Lo que realmente se controla en Bitcoin son los UTXOs: salidas de transacciones no gastadas que están asociadas a claves privadas (Narayanan et al., 2016). De este modo, cada bitcoin cumple el papel de unidad de cuenta: no es lo que se posee, sino la forma en que se mide lo que se posee. La confusión entre la medida y el objeto La raíz del malentendido radica en que las personas tienden a cosificar las unidades de medida. Es decir, a pensar en ellas como si fueran objetos. Esta ilusión semántica también ocurre en economía, cuando se cree que el dinero es una "cosa" que se posee, y no una forma de registrar relaciones de valor y propiedad. En Bitcoin, decir que uno tiene “1 BTC” es tan impreciso como decir que uno posee “1 grado centígrado”. En realidad, lo que se tiene es un activo cuyo valor está medido en bitcoin, así como un objeto puede tener una masa de 1 kilogramo o una distancia de 1 kilómetro. Esta distinción, común en física y metrología (Michell, 1999), es esencial para comprender correctamente Bitcoin. Bitcoin —en su capa base— no proporciona a los usuarios "monedas" como entidades discretas que se intercambian, sino que gestiona un libro contable global donde se registran UTXOs. El bitcoin o satoshi es simplemente la unidad que permite medir cuánto valen esos UTXOs. Qué es lo que realmente se posee: los UTXOs Bitcoin es, fundamentalmente, una base de datos descentralizada que almacena UTXOs. Cada UTXO es un fragmento indivisible de una transacción anterior que aún no ha sido gastado, y que solo puede ser movido por quien tenga la clave privada correspondiente. Los UTXOs tienen tres características esenciales: Por tanto, cuando se dice que alguien “tiene bitcoin”, en realidad controla uno o varios UTXOs con distintos valores. Estos pueden sumar, por ejemplo, el equivalente a 1 BTC, pero no constituyen una "moneda de un bitcoin" como tal. El mito de los “saldos” Una de las confusiones más comunes sobre el funcionamiento interno de Bitcoin proviene del modo en que la mayoría de las billeteras (wallets) presentan la información al usuario. Habitualmente, se muestra un saldo total, similar al que aparece en una cuenta bancaria. Esta representación visual genera la falsa impresión de que existe un “saldo consolidado” almacenado en algún lugar del sistema. En realidad, ese saldo no existe como una única entidad. Lo que la billetera hace es sumar todos los UTXOs controlados por la clave privada asociada y mostrar el total en una cifra única, con el objetivo de facilitar la comprensión y la experiencia de usuario (Narayanan et al., 2016). Sin embargo, bajo esa cifra puede haber fragmentos independientes de valor, cada uno con su propio tamaño, origen y dirección pública de entrada. Esta diferencia es esencial para entender Bitcoin como sistema contable inmutable basado en entradas y salidas (outputs), y no en balances. Existen herramientas como Sparrow Wallet que permiten visualizar y gestionar de forma explícita estos UTXOs mediante funciones conocidas como coin control, lo cual ofrece mayor privacidad, eficiencia y control operativo. En cambio, muchas billeteras simplificadas ocultan esta estructura real, reforzando así el mito de que se tiene “un saldo” y no una colección de UTXOs con diferentes tamaños, todos expresados en bitcoin o satoshis. El origen y la fragmentación de los UTXOs Cada bloque minado en la red Bitcoin genera una transacción especial llamada coinbase, que otorga al minero una recompensa en forma de un UTXO nuevo. Esta salida inicial puede contener, por ejemplo, 3.125 BTC (según el halving actual en 2025). Al gastarse ese UTXO, se divide en nuevas salidas (outputs), generando otros UTXOs más pequeños de todo tipo. La fragmentación no tiene por qué ser con números redondos o exactos, puede ser totalmente dispar. Este proceso ocurre una y otra vez a lo largo del tiempo, generando una red compleja de fragmentos de valor que se pueden gastar por unas claves a otras. Así, los bitcoins no "circulan". Lo que cambia de propietario son fragmentos de propiedad digital entendidos como UTXOs y medidos en bitcoin, que se fragmentan y recomponen según la lógica de inputs y outputs de las transacciones. Epistemología de la posesión en sistemas contables Desde una perspectiva epistemológica, poseer implica control verificable y excluyente sobre un recurso o activo (Honoré, 1961). En Bitcoin, este control se materializa mediante las claves privadas que permiten firmar el cambio de propiedad de un UTXO específico. Pero bitcoin no es el recurso en sí. Es la escala que usamos para comparar el tamaño, peso o valor de los UTXOs, igual que los grados comparan temperaturas o los kilómetros, distancias. La falta de comprensión de esta estructura ha llevado a confundir el medio con el objeto medido, una distorsión analizada por Bridgman (1927) en su crítica al pensamiento no operacional. UTXOs como pepitas de oro Una analogía útil —aunque imperfecta— para entender mejor la estructura de Bitcoin es la comparación con el oro físico. En este paralelismo, los UTXOs serían como fragmentos, pepitas o lingotes de oro, y los satoshis (o bitcoins) serían el sistema de medida que usamos para conocer su peso. Así como no se posee “un gramo”, sino una pepita de oro que pesa un gramo, en Bitcoin no se posee “un bitcoin”, sino un UTXO que pesa 1 bitcoin, es decir, que contiene un valor medido en esa unidad. Por ejemplo, un lingote estándar de oro de 400 onzas troy (aproximadamente 12,4 kg) se podría comparar con un UTXO de 1 BTC, grande, indivisible a simple vista, pero divisible en UTXOs de distintos pesos/cantidades si se desea realizar transacciones más pequeñas. De igual forma, se pueden tener varias pepitas pequeñas —con pesos variables en gramos— del mismo modo que se pueden controlar múltiples UTXOs con valores distintos en satoshis. Esta analogía permite visualizar que bitcoin no es el activo en sí, sino la escala de medida del valor que contienen los UTXOs, igual que los gramos no son el oro, sino su forma de cuantificación. Conclusión: una nueva mirada a bitcoin como activo Comprender que bitcoin es una unidad de medida y no un objeto cambia por completo nuestra relación con esta tecnología y su concepción como activo. No se trata de tener bitcoins como si fueran pepitas de oro digitales, sino de controlar fragmentos contables del sistema más resistente e inmutable que ha creado el ser humano. Bitcoin no se posee. Se utiliza para medir la cantidad de soberanía financiera que uno tiene sobre un conjunto de UTXOs en el sistema más resistente e inmutable que ha creado el ser humano. Y eso, paradójicamente, es aún más poderoso. Agradecimiento Gracias a Eugenio (@E_moonwatcher) de Bitcoin Jungle Costa Rica por la inspiración y las reflexiones juntos, sobre este asunto. Referencias Acerca del autor Si quieres conocer más acerca de Adrián Bernabéu: X: https://twitter.com/BernabeuAdrian
Noticias IFEB
#04 Webinar de Lead University y el IFEB
#05 Money on Chain y Piensa 2025 del IFEB
Contacto
En el Instituto de Filosofía y Economía Bitcoin (IFEB) estamos aquí para responder tus preguntas, colaborar en proyectos de difusión y educación sobre Bitcoin, y escuchar tus ideas. Nos interesa conectar con individuos, instituciones y organizaciones de todo el mundo que compartan nuestra visión de un sistema financiero más justo y accesible. Para ponerte en contacto con nosotros, puedes escribirnos directamente por correo electrónico o a través de nuestras redes sociales. Nos encantaría saber de ti! Correo electrónico: También puedes seguir en nuestras redes sociales para estar al tanto de nuestros últimos eventos, artículos y proyectos educativos.
Liquidez Global: Bitcoin está sujeto a las mismas leyes de gravedad
Por: Daniel Baeza. Experto en Mercados de capitales y promotor realista de Bitcoin. Mayo 2025 Introducción Bitcoin y su Conexión con Liquidez Bitcoin como Cobertura de la Inflación Monetaria Conclusión Más información * Acerca de Michael Howell:
Publicaciones
IFEB Piensa: hacia una escritura objetiva y rigurosa sobre Bitcoin
Motivación para IFEB Piensa 2025 Por: Nancy Quirós Aguilar, PhD Abril 2025 “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.” - Ludwig Wittgenstein. Introducción El Instituto de Filosofía y Economía Bitcoin (IFEB) es creado por profesionales de diversas áreas, comprometidos con el estudio de Bitcoin y conscientes de su impacto económico, social y político a largo plazo. Tenemos como objetivo investigar y difundir el funcionamiento de esta tecnología, así como alertar sobre sus implicaciones y fomentar el diálogo con el sector académico. IFEB Piensa 2025: Acercando Bitcoin al lenguaje académico Una de las vías más efectivas para explorar ideas con profundidad es la comunicación escrita. Por eso, el Instituto de Filosofía y Economía Bitcoin (IFEB) ha lanzado el concurso de artículos académicos “IFEB Piensa 2025” (más información aquí), siendo ésta una iniciativa que busca fomentar el análisis riguroso de Bitcoin y fortalecer puentes de diálogo con el ámbito académico. La escritura formal, estructurada y respaldada por referencias no solo nos permite conversar en el lenguaje de la academia, sino que también abre la posibilidad de que universidades, centros de investigación e instituciones educativas reconozcan a Bitcoin como una tecnología y un fenómeno cultural que merece un análisis profundo. No podemos esperar que el mundo académico se acerque por sí solo a los espacios informales del ecosistema; es nuestra tarea presentar nuestras ideas en sus propios términos y formatos legítimos de su sector. La importancia de la escritura formal La redacción de un artículo académico implica la inclusión de referencias para validar la información y apoyarse en el conocimiento ya establecido. Estas referencias sirven además para orientar al lector hacia fuentes donde se ha explicado previamente, lo que permite edificar sobre fundamentos existentes y relacionar el nuevo conocimiento con el anterior, creando una red de ideas interconectadas a través del tiempo. En el ecosistema Bitcoin, el conocimiento se encuentra fragmentado en plataformas como X, Reddit, podcasts, libros, conferencias y encuentros comunitarios. Frente a esta dispersión, el IFEB busca ayudar a construir una base de conocimiento estructurado y referenciable, que permita a nuevas ideas apoyarse en trabajo previo y conectarse con un marco teórico más amplio. El concurso IFEB Piensa 2025 representa uno de los primeros pasos concretos hacia ese objetivo. Someter las ideas a revisión por pares y a la lectura crítica de otros, implica aceptar el desafío de la confrontación y la posibilidad de descubrir errores en nuestro razonamiento. El solo hecho de intentar redactar un artículo académico sobre Bitcoin, con sus exigencias de citación y argumentación, nos obliga a adoptar un enfoque más atento y riguroso. Este ejercicio estimula la humildad intelectual, la autocrítica y la capacidad de construir argumentos sólidos basados en evidencia previa. Desde la perspectiva de crecimiento personal, es importante recalcar las palabras del reconocido psicólogo Jordan Peterson: La mejor forma de enseñar el pensamiento crítico a las personas es por medio de la escritura... (Peterson, 2017). Esta reflexión nos recuerda que escribir no es solo una forma de comunicar ideas ya formadas, sino una herramienta activa para desarrollarlas, cuestionarlas y refinarlas. IFEB Piensa 2025 como respuesta Al intentar expresar con claridad nuestras ideas sobre Bitcoin mediante la estructura del escrito académico, no solo contribuimos a construir la red interconectada de conocimiento, sino que profundizamos en nuestra comprensión del tema y en la solidez de nuestro pensamiento, ya que escribir es una forma de pensar. Es precisamente por esta convicción que nuestra iniciativa lleva por nombre IFEB Piensa. Agradecimiento y motivación Por todas las razones expuestas, desde el IFEB queremos invitarte a participar en IFEB Piensa 2025, una convocatoria que busca fomentar el pensamiento crítico y riguroso en torno a Bitcoin. Queremos expresar un agradecimiento muy especial a nuestro patrocinador Plan B, una organización que no solo ha confiado en esta iniciativa, sino que trabaja día a día para fortalecer el ecosistema Bitcoin a través de la educación y el liderazgo. Su esfuerzo por empoderar a líderes y educadores, y llevar el conocimiento de Bitcoin a más personas, refleja un compromiso profundo con la transformación cultural y económica que esta tecnología representa. También agradecemos sinceramente a nuestros aliados institucionales —Seed Hypermedia, Watch Out, Bitcoin!, Lead University y la Universidad de las Hespérides— por compartir con nosotros el ideal de promover una comprensión más amplia, informada y honesta sobre Bitcoin. ¡Del meme al paper! ¡Esperamos con entusiasmo tu artículo! Referencias Peterson, J. B. (2017, February 21). 2017 Maps of Meaning 06: Story and Metastory (Part 2) [Video]. YouTube. http://www.youtube.com/watch?v=nsZ8XqHPjI4
#09 Piensa 2025
Concurso Piensa 2025
Spaces IFEB
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¿Quiénes somos?
Acerca del IFEB
El Instituto de Filosofía y Economía Bitcoin (IFEB) surge para educar y crear conciencia sobre la naturaleza transformadora de Bitcoin y su impacto en los ámbitos económico, social, político y filosófico. El IFEB busca generar espacios de discusión académicos y combatir la desinformación, promoviendo una comprensión profunda y accesible de esta tecnología disruptiva. Nuestro objetivo es preparar a individuos, instituciones y estados para la transición hacia una nueva era financiera, impulsada por el potencial de Bitcoin como "buen dinero" y herramienta de libertad. Con una visión integral, el IFEB se posiciona como un referente en la educación sobre Bitcoin y sus repercusiones globales. Fundamos el IFEB con el propósito de combatir la desinformación y las concepciones erróneas que rodean a Bitcoin, considerando que su adopción no solo es inevitable, sino que traerá consigo una transición sin precedentes hacia un sistema financiero más justo y accesible. Reconocemos el papel de Bitcoin como un activo digital al portador y su potencial revolucionario, por lo que nos enfocamos en preparar tanto a individuos como a instituciones para los cambios venideros, facilitando una comprensión profunda de Bitcoin desde diversas disciplinas, incluyendo economía, derecho, criptografía y filosofía. El IFEB nace del entendimiento de que estamos en un momento histórico en el que Bitcoin juega un papel fundamental en el cambio de paradigmas sociales. Así, nuestra misión es servir de referencia mundial en la divulgación educativa y en la preparación para el futuro financiero que Bitcoin nos propone.
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Donaciones El IFEB es una organización sin ánimo de lucro, por lo que buscamos ayuda y apoyo de particulares o instituciones que quieran ayudarnos a llevar a cabo nuestra misión. Con una donación nos ayudas a avanzar en nuestro trabajo y nos ayudas a crecer y tener más gente que quiera escribir o producir documentos y análisis relacionados con Bitcoin, así como educar a los responsables políticos, periodistas y público en general. También para celebrar eventos y/o spaces que nos permitan difundir el trabajo y los escritos realizados por los colaboradores de IFEB. Si crees que nuestro trabajo añade valor al ecosistema Bitcoin, te invitamos a apoyarnos haciendo una donación.
#03 Noticias sobre el concurso de Piensa 2025
Algunos medios se empiezan a hacer eco del primer concurso del IFEB Piensa 2025, en el que invitamos a todos a pensar sobre el futuro de Bitcoin. Cointelegraph:
#02 Bitcoin4Humanity
Presentación del IFEB en Bitcoin4Humanity Charla con Bitcoin4Humanity para presentar el IFEB y discutir los objetivos y proyectos que el IFEB busca desarrollar e incrementar en el campo de la educación y la investigación académica en torno a Bitcoin.
#01 Charla con el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica (MREC)
En este link puedes encontrar la información que publicó el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica en su web para dar a conocer la charla. La charla no fue grabada, por lo que solo dejamos la constancia de la misma. https://www.rree.go.cr/?sec=servicios&cat=immp&cont=1384&ideve=256
#08 Economías Circulares de #Bitcoin
Economías Circulares de Bitcoin Charla de IFEB en la que tratamos de disipar las dudas sobre la gran pregunta que todos nos hacemos acerca de las economías que están naciendo en lugares donde aún no han llegado las economías desarrolladas y a gran escala: ¿Puede Bitcoin transformar comunidades? Únete y escucha este Spaces del IFEB junto a @GabrielKurman, coautor del libro «Economías Circulares Bitcoin» y con la participación de @Luis21satoshi, @Margarita047, @flores_alee_ y @KlbPadilla, protagonistas reales de esta historia, que nos cuentan sus experiencias y cómo en muchos casos, Bitcoin es ya una realidad que les está permitiendo crear este tipo de economías. Escúchalo aquí:
Bitcoin como Reserva: ¿La Clave para el Dominio Mundial o un Paso en Falso?
Análisis de la Reserva Estratégica de Bitcoin Estadounidense Por: Nancy Quirós Aguilar, PhD Marzo 2025 1. Introducción 2. Reservas estratégicas 3. Reserva Estratégica de Bitcoin “Strategic Bitcoin Reserve (SBR)” Figura 1. Parte del anuncio de la Casa Blanca sobre la Reserva Estratégica de Bitcoin 4. Reacciones al SBR 5. Conclusiones 6. Referencias
El Escepticismo Académico y el Sueño Bitcoin: ¿Es Posible la Coexistencia?
Por: Nancy Quirós Aguilar, PhD Febrero 2025 Resumen Este ensayo explora la brecha entre la comunidad de Bitcoin y el mundo académico, destacando la desconfianza y el escepticismo mutuos que han dificultado un diálogo constructivo. Mientras los Bitcoiners critican a la academia por su desinterés hacia esta tecnología, los académicos perciben el movimiento social a su alrededor como un fenómeno cargado de ideología. Esta desconexión impide un análisis profundo y objetivo de Bitcoin como innovación tecnológica y fenómeno socioeconómico. Para superar este abismo, es crucial un enfoque multidisciplinario y un intercambio abierto: los académicos deben estudiar Bitcoin sin prejuicios, mientras que los Bitcoiners deben aceptar la crítica rigurosa como un mecanismo para fortalecer y comprender mejor el rol de Bitcoin en el mundo. Desarrollo La aparición de Bitcoin en el panorama global económico, político y social, desde hace ya más de una década, ha generado un fervor sin precedentes por parte de una comunidad entusiasta y apasionada: los Bitcoiners. Estos consideran que Bitcoin tiene un potencial transformador para la sociedad, ya que impacta directamente el concepto de dinero y, dado que el dinero influye en todas las áreas de nuestra vida, sus implicaciones son profundas. Por esta razón, esta comunidad se ha dedicado a divulgar la capacidad revolucionaria y transformadora de Bitcoin. Mientras que los Bitcoiners consideran que esta tecnología posee una capacidad disruptiva comparable a la llegada de Internet, y, a pesar de su creciente relevancia a nivel mundial, muchos de ellos opinan que la mayoría de los académicos siguen ignorando y subestimando su alcance, e incluso desinformando sobre el tema. Como parte de sus críticas al sector académico destacan la falta de interés y curiosidad por conocer el funcionamiento de Bitcoin, la rigidez metodológica, la tendencia a equiparar esta tecnología con el sector cripto en general y la falta de distinción entre Bitcoin y los fraudes relacionados con el sector Bitcoin y cripto. Esta actitud se ha vuelto inaceptable para los Bitcoiners, quienes consideran que la academia no está cumpliendo con su función y ha abandonado su objetivo de "búsqueda de la verdad" mediante el pensamiento crítico. Algunos Bitcoiners han expresado que la academia se ha doblegado ante el activismo por justicia social, que en los últimos años ha permeado muchas instituciones, incluidas las universidades. Argumentan que debido a ello, muchos académicos no cuentan con incentivos para investigar una tecnología que ha sido atacada por supuestamente beneficiar solo a unos pocos afortunados y que su adopción podría generar una mayor disparidad económica. Además, muchos proponentes de esta tecnología dentro del sector académico, aún enfrentan resistencia y luchan por obtener el reconocimiento y validación de sus colegas cuando desean estudiar Bitcoin en su respectiva área de especialización. Como consecuencia, algunos han optado por dejar de "nadar contra corriente" y crear instituciones independientes dedicadas a este fin, como por ejemplo, el Instituto de Filosofía y Economía Bitcoin (IFEB). Por otro lado, muchos Bitcoiners son conocidos por sus afirmaciones ambiciosas y grandilocuentes sobre el papel de Bitcoin en el mundo en las próximas décadas, que van desde la caída del dólar e hiperinflación, hasta la aparición de "citadels" catalizadas por Bitcoin. Desde la perspectiva académica, estas afirmaciones no generan interés si solo representan opiniones y deseos que repiten un grupo de entusiastas con fuertes inclinaciones ideológicas. Tanto es así, que muchos incluso dentro de la misma comunidad Bitcoin han señalado actitudes casi religiosas y tóxicas en algunos sectores maximalistas que impiden la creación de puentes de comunicación, y son caracterizados por la exaltación de ciertos líderes, la adhesión a narrativas absolutistas, el uso de mantras, la adopción de prácticas como la dieta carnívora y una aversión radical a todo lo que consideran "fiat" o parte del sistema tradicional. Muchos académicos observan con cautela, e incluso con desinterés, el fenómeno de Bitcoin y su comunidad. Desconfían de las promesas revolucionarias y extravagantes de algunos de sus defensores y cuestionan la falta de rigor científico y evidencia empírica en muchas de sus afirmaciones. Además, la posible influencia de figuras de poder, intereses económicos y políticos dentro del ecosistema genera desconfianza. A esto se suma la mala fama que ha arrastrado Bitcoin desde sus inicios debido a su asociación con actividades ilícitas, aunque esta percepción negativa ha ido cambiando en los últimos años. Por estas razones, para muchos académicos, no vale la pena invertir parte de su escaso tiempo en investigar un tema que podría comprometer su reputación y credibilidad científica, especialmente cuando existen otras áreas de investigación que podrían ser más valoradas por la comunidad académica. Esta polarización resulta contraproducente para ambas partes. Los académicos podrían descubrir nuevas áreas de investigación y contribuir al desarrollo de una tecnología con potencial transformador, mientras que los Bitcoiners se enriquecerían con la evaluación crítica de sus ideas por parte de expertos de distintas áreas del conocimiento. Sin embargo, he notado, en algunos sectores de la comunidad Bitcoin, un anhelo de validación académica como una forma de legitimar sus creencias y contrarrestar las críticas de sus detractores, más que un genuino interés por cuestionar y refinar sus propias ideas a través del escrutinio intelectual. Por lo tanto, los Bitcoiners se beneficiarían si de forma honesta y receptiva reflexionan sobre sus ideas y expectativas de esta tecnología. Regresando a la comunidad académica, a esta le convendría reconocer que Bitcoin y su comunidad se presentan de forma dual. Por un lado, existe un núcleo tecnológico objetivo y verificable, basado en ciencia computacional, redes, criptografía, teoría de juegos y mercados energéticos, entre otros. Por otro lado, hay una dimensión subjetiva e ideológica, repleta de visiones apocalípticas o esperanzadoras sobre el futuro del dinero y la sociedad. Si los académicos se involucran en el estudio y análisis de Bitcoin, podemos estar seguros de que existirán puntos en los que tanto Bitcoiners como académicos coincidirán, especialmente en lo que respecta a los aspectos verificables de la tecnología. Sin embargo, las afirmaciones ideológicas serán sometidas a una evaluación rigurosa por parte de la comunidad académica. Muchos Bitcoiners tienden a asumir que si alguien estudia Bitcoin en profundidad, inevitablemente llegará a las mismas conclusiones ideológicas que ellos, lo cual es un error, ya que las suposiciones sobre las repercusiones sociales y políticas de Bitcoin a largo plazo dependen de la cosmovisión, inclinaciones y la interpretación de cada individuo. Por ejemplo, la afirmación que Bitcoin representa el camino para la utopía libertaria. Los académicos deben abordar Bitcoin con una mente abierta y un enfoque multidisciplinario. Deben estar dispuestos a sumergirse en la complejidad de la tecnología, cuestionar sus propias preconcepciones y colaborar con los Bitcoiners con humildad profesional, reconociendo que estos últimos tienen una comprensión más detallada del funcionamiento de esta tecnología. Por su parte, los Bitcoiners deben mostrarse más receptivos a las críticas constructivas y estar dispuestos a modificar sus creencias si la evidencia lo requiere. Es fundamental que comprendan que el rol de un académico no es el de un cheerleader de Bitcoin, sino el de un investigador cuyo trabajo consiste en poner a prueba y, en muchos casos, refutar hipótesis sobre Bitcoin y su impacto en el mundo. Esta labor no debe interpretarse como hostilidad o falta de convicción; debido a su formación, los académicos poseen la capacidad de analizar un objeto de estudio de manera meticulosa, separando sus deseos e inclinaciones personales de su evaluación científica. Los Bitcoiners, por su parte, han asumido la responsabilidad de materializar su visión. Ambas perspectivas son valiosas y complementarias. La clave para una colaboración fructífera radica en el diálogo abierto y respetuoso. Ambos grupos deben aprender a escucharse mutuamente y encontrar un terreno común, inicialmente basado en la parte verificable del funcionamiento de Bitcoin. A partir de ahí, pueden construir lazos de intercambio de conocimiento que beneficien tanto a la comunidad académica como a los entusiastas de Bitcoin. En conclusión, la brecha entre la comunidad de Bitcoin y el mundo académico representa una oportunidad para ambas partes, que podría allanar el camino para una mejor comprensión, desarrollo y adopción de esta innovadora tecnología.
El interés de los políticos por Bitcoin: El caso de Donald J. Trump
Introducción La aparente contradicción Bitcoin y los Estados Caso de Donald J. Trump Conclusiones Referencias Notas a pie de página Anexo
#02 Bitcoin y el derecho de propiedad
Bitcoin y el derecho de propiedad (con Álvaro y J.Maestre) Charla del 18 de julio 2023 Escúchanos en: Bitcoin y el derecho de propiedad
#01 Presentación del IFEB
Contexto actual, charla con colaboradores y planes futuros Charla del 5 de junio 2023 Escúchanos en: Contexto actual, charla con colaboradores y planes futuros del IFEB Si te ha parecido interesante, déjanos tus comentarios.
#07 Bitcoin y el mundo académico
Bitcoin y el mundo académico Charla del 4 de marzo 2025 Escúchanos: Bitcoin y el mundo académico Si te ha parecido interesante, déjanos tus comentarios.
#06 La Descentralización y Bitcoin
La Descentralización y Bitcoin Charla del 1 agosto 2024 Escúchanos: La Descentralización y Bitcoin Si te ha parecido interesante, déjanos tus comentarios.
#05 Economía austriaca y Bitcoin
Economía austriaca y Bitcoin Charla del 21 noviembre 2023 Escúchanos: Economía austriaca y Bitcoin Si te ha parecido interesante, déjanos tus comentarios.
#04 Inicitativas de educación en Bitcoin
Inicitativas de educación en Bitcoin Charla del 22 octubre 2023 Escúchanos: Inicitativas de educación en Bitcoin Si te ha parecido interesante, déjanos tus comentarios.
#03 Platón y Sócrates
Platón y Sócrates Charla del 15 setiembre 2023 Escúchanos: Platón y Sócrates Si te ha parecido interesante, déjanos tus comentarios.